Los mayas, a diferencia de otras culturas, no adoraban a ningún dios del viento. Pero a este elemento se asocia la figura de Hurakan, uno de los trece dioses creadores que ayudaron a construir la humanidad durante el tercer intento. También Itzamná, el Dios del cielo y la sabiduría, fundador de la cultura maya, patrono y protector de las ciencias, la astrología y la escritura. El viento, como todas las fuerzas de la naturaleza, es ambivalente: mientras destruye, limpia, es catártico, es el que trae las lluvias y da aliento a los seres vivos.